Con el sentimiento, recuerdo y dolor que me ha producido la pérdida de mi Madre y, en su día, la de mi Padre, reanudo este Blog, ya que me consta que a ellos les gustaría que hiciera lo que me gustaba. Dedico este capítulo a ellos dos. Además, los cuatro primeros apartados los redacté un día en Galicia cuando estaba con mi Madre.
HOSPITAL DA CONDESA – SAMOS
31 de marzo de 2007
La noche del Albergue fue larga, pues, aunque había calefacción, el frío penetró en el interior. Ni siquiera el buen saco de dormir, que llevaba, me protegió del frío; debimos llegar a cinco grados bajo cero, y posiblemente me quedo corto. Al despertarme me di cuenta que el móvil volvía a hacer cosas raras; intenté cargarlo, pero era imposible, ya lo intentaría otra vez en Samos; esos aparatos no son muy amigos de las bajas temperaturas.
Salí del Albergue alrededor de las 9,30 horas; hacía demasiado frío en el exterior para salir antes; me fijé que había nevado toda la noche, aunque ahora no nevaba. De todos modos protegí la mochila con la funda, pero no me puse la capelina.
Fuera del Albergue estaba lleno de nieve, salvo un caminito que estaba helado, caminé por allí; craso error, caí precipitadamente de espaldas, noté un fuerte golpe, seguido de dos maldiciones mías. Solté la mochila y me levanté; por suerte no me había roto nada, ya que la mochila me protegió del golpe. Volvía a colocarla, cogí el Bordón y reanudé el Camino.
La ruta continúa atravesando el pueblo de Hospital da Condesa. Después de un rato de camino llego a la Subida del Monte do Poio. Es un ascenso corto, pero el desnivel es muy marcado, a cada paso que se da, te elevas mucho, de ahí que sea difícil y excesivamente duro. Además, hoy debía ir con cuidado por los restos de nieve y la posibilidad de encontrar capas de hielo. Por fin, llegue arriba y, justo enfrente, al encontrarte en la cima vi el Restaurante. Me dirigí hacia él y entré dentro; allí desayune un buen bocadillo de salchichón; un aquarius y un café con leche. Estuve allí de 30 a 40 minutos. Después de reconfortarme un rato, salí fuera. El camino gira hacia la derecha, primer paralelo a la carretera por unas sendas aptas para andar bien. Poco tiempo, después encontré a Miguel, un peregrino de Sevilla, que había comenzado ese día el Camino.
El Camino sale del Monte Poio por la derecha de la carretera, ascendiendo un poco arriba, pero paralelo a ella durante un buen rato, aunque efectuando un trazado serpenteante. Cuando hacía poco rato que andábamos juntos comenzó a nevar copiosamente. Nos ayudamos para colocarnos las capelinas, pero, pese a lo copioso, la nieve era liviana, aprovechamos para hacer unas fotos. El Camino continúa en descenso hasta Triacastela durante todo el tramo. Por esta razón la ruta de hoy presenta serios problemas a los andantes, ya que las rodillas sufren bastante al soportar el peso del cuerpo y la carga de la mochila. Algunos peregrinos intentan salvar las pendientes bajando algunos tramos marcha atrás, pero yo no lo recomiendo, especialmente en época de nieve o lluvias. No obstante, sí que, en ocasiones, bajó las pendientes oscilando en zigzag como los que practican esquí, pues de ese modo amortiguas el peso sobre las rodillas y caminas con más tranquilidad.
Imágenes de la nieve en el Camino.
El Camino continúa hasta las inmediaciones de la localidad de Fontfría, donde lo atraviesa por su interior. Esta población debe su nombre a una buena fuente, Fons Frigida, de donde deriva el nombre de Fontfría. Aquí, el camino abandona la carretera por su derecha y, posteriormente, vuelve a discurrir paralelo a ella hasta la localidad de Biduedo (Km. 136,5 del Camino), donde volvemos a cruzar la carretera. El camino llega a Biduedo pasando al sur de la primera casa, que se halla a la izquierda de la carretera; pasa por delante de la Capilla de San Pedro y sigue por medio del pueblo. Un Kilómetro más adelante llegamos a MONTE CALDEIRON, donde el desnivel del descenso es más remarcado.
Más tarde llegamos a Filloval (km. 133,5), donde cruzamos de nuevo la carretera por la izquierda y continuamos el descenso paulatino y constante durante tres kilómetros. Después cruzamos, por última vez la carretera, cuando llegamos a AS PASANTES. Aquí el camino prosigue por una corredoira, en constante descenso y rodeado de castaños, hasta Ramil (km. 130,5), que está situado junto a Triacastela, sin solución de continuidad. De este tramo del camino dice Elías Valiña que “tu camino en descenso hacia Triacastela, es profundo, sombrío, milenario, fijado por las huellas de los peregrinos”.
Unos metros más adelante llegamos a Triacastela. Ahora el Camino es recto. Nada más entrar en Triacastela (Km. 130) a la izquierda está situado el Albergue de Peregrinos. Se trata de un inmenso prado, en el fondo del cual hay construidas tres casitas. Las dos primeras son modernas, pero están construidas con estilo antiguo de esa zona de Galicia, con su tejado de pizarra. Estas dos casas constituyen lo que es el Albergue de Peregrinos propiamente dicho. La tercera casa es más antigua y tiene un carácter privado, por lo que desconozco su contenido, ya que, al parecer, aparte de útiles y un almacén, creo que hay una pequeña vivienda en su interior. El Prado citado es inmenso y en él pastan, a veces, los caballos de los peregrinos que hacen el Camino sentados en esos animales. Sin embargo, en los Años Santos también suelen colocarse tiendas de campaña gigantes para absorber la ingente masa de peregrinos que llegan en esos años. El próximo Año Santo es el 2010.
Los dos entramos en un Bar situado al otro lado de la Calle Mayor del pueblo, que divide la localidad en dos partes. Miguel se quedaría en Triacastela para proseguir al día siguiente por la ruta de SAN XIL. Yo continuaría el camino por la ruta de Samos; tomamos algo en el Bar, donde también sellamos la credencial. Más tarde me despedí de Miguel y continúe recto por la calle principal. Al llegar al centro de la población encontré abierta la Iglesia de Triacastela, que nunca había visitado. Era la primera vez, de mis trece caminos, que la vi abierta. Posiblemente porque era Semana Santa. Entré dentro y después proseguí el Camino.
Al final del pueblo, el camino se divide en dos tramos. Por la derecha continúa el Camino por San Xil, en dirección a Calvor y Sarria. Es una zona llena de bosques y muy bonita, especialmente por sus corredoiras, pinos y otros árboles. No obstante, el camino que discurre por la izquierda, que se dirige a Samos también es agradable. Como el anterior es denso en corredoiras y, desde Renche, prácticamente continúa todo el rato entre árboles y bosques. Aquí se pueden ver algunas fotos que lo explican mejor. También hay fotos de este tramo en mi web del Camino. Escogí la segunda de las opciones, giré hacia la izquierda. Samos dista a 12 km. de Triacastela por el Camino, si bien por carretera son sólo 9 km. Sn embargo, la primera parte del Camino, unos 3 km., éste discurre por la carretera, aunque hay algún tramo apto para andar. Por lo tanto, caminé por la izquierda de la carretera hasta el pueblo de Renche. Aquí entras, pasando al lado del Río OURIBIO; entré en el pueblo, constituido por unas pocas casas y pasando por el interior de la era de ellas. Es un lugar muy bonito y donde se respira la naturaleza, pues desde aquí hasta Samos todo el tiempo vas entre árboles, subes y bajas pasando alrededor de sus raíces, y debes vigilar, pues como los cruces de los caminos son muy similares puedes perfectamente perderte si no ves las flechas amarillas.
Tres kilómetros después llegas a la localidad de VIGO DO REAL, pasas por el lado de la Iglesia y cementerio; subes una cuesta empinada hasta la carretera; después giras la la izquierda e inicias un prolongado descenso hasta un puente nuevo, que ha sustituido otro anterior, arrasado por las inundaciones de finales de los años noventa o principios del 2000. Atraviesas el puente e inicias una fuerte subida, pasas unas casas y entras de nuevo en el Bosque. Así continuo, entre subidas y bajadas, entre bosques, coincidiendo ahora con el río, ahora con un poco de lluvia, que pronto desaparece para salir el sol con más ímpetu; o bien contemplando los pájaros y las vacas que están en el campo, donde cuando en cuando alguna observa a los peregrinos, mientras que los perros ya cansados de ver a personas con mochila se echan una buena siesta. Al pasar por una de estas aldeas me encontré a un hombre que me dijo “te quedan tres kilómetros a Samos, pero andando yo voy más rápido”. Le di las gracias, pero pensé “tu no llevas mochila”. No obstante, era un hombre de buen corazón y creo que me lo he encontrado otras veces y siempre dice lo mismo. La verdad es que era alto, delgado y parecía de buen caminar.
Tres kilómetros más tarde llegué a Samos, donde encontré a otros tres peregrinos. Dos de Toledo y uno de Madrid. Había también un extranjero dormido, que no le vimos la cara en toda la tarde y noche, ni al día siguiente. Por la noche fuimos los cuatro a comer churrasco. Yo había conseguido arreglar el problema del móvil; había descendido varios metros y, aunque en Samos la noche es fría, no había los problemas de helada de la noche anterior.
Imágenes del Camino a Samos
Vista de Samos, tomada desde el Camino.
Monasterio de Samos. Interiores y Exteriores.
Escaleras de acceso a la Puerta Principal de la Iglesia – Parroquia del Monasterio de Samos. Su forma es parecida a la Escalinata de la Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago, pero más reducida.
Iglesia Mozárabe, situada a unos doscientos metros del Monasterio. El Pino adjunto al monumento se dice que tiene más de mil años de antigüedad. Hace años se le practicó una cura y una parte de este árbol está protegida con un saco impermeable.
Por último, indicar que por la tarde vimos el interior del Monasterio de Samos, participamos en las Vísperas con la mayoría de los Monjes y comentamos nuestras andanzas. Los peregrinos de Toledo comenzaron el Camino en Hospital da Condesa, el otro había comenzado en Triacastela. Los peregrinos del día anterior posiblemente se quedaron todos en Triacastela.
Hola y muchos saludos, Agustín.Me alegro que hayas retomado tu andadura en este blog.Leyendo esta entrada que pasa por dos de los pueblos de los cuales tengo muy buen recuerdo, me ha hecho rememorar aquel día que pasamos recorriendo estos lugares de Lugo, de la siempre verde Galicia. Un día de lo mas completo, seguro.Un cordial saludo amigo y me alegro que sigas para delante a pesar de la ausencia. A ellos, seguro que les agrada, como bien dices, que continúes con tu camino, caminante.p.d. Que en este año, el camino que sigas recorriendo te sea más sosegado y liviano y esperamos poder seguir sabiendo de tus andanzas. FELIZ AÑO amigo.
By: Bob on 30 diciembre, 2008
at 19:50