De Hospital de Órbigo a Astorga
19 de Octubre de 2006
Nos levantamos a las 7 de la mañana. Aquel día en el Albergue todos eran extranjeros, menos nosotros dos. La mayoría eran franceses, alemanes, holandeses e italianos. La mayoría de los españoles ya se habían vuelto para casa. De todos modos, el ambiente del albergue me gustó mucho. A esa hora estábamos casi todos levantados. El patio del albergue, rodeado de porches por los lados oeste y sur, estaba totalmente mojado, sus plantas y arbustos desprendían un olor muy agradable, fortalecido por el efecto de la lluvia.
Cuando ya teníamos las mochilas preparadas, Felipe me llamó para que entrara en las dependencias de la cocina. Allí había encontrado chocolate deshecho dentro de una cacerola; buscó unas tazas y unas cucharillas y nos tomamos cada uno una taza. Estaba bueno y a aquella hora resultaba magífico saludar el amanecer con ese sabor en la boca. Posiblemente, lo habían preparado los hospitaleros para los peregrinos, pues como éramos pocos los que habíamos pernoctado allí, era más fácil atendernos.
Felipe, cuando llegara a Astorga, se volvería a casa, pues el año anterior ya había recorrido las étapas desde Astorga a Santiago por una promesa; y ahora debía volver. Yo, al principio, tenía previsto continuar hasta Rabanal del Camino (38 Kilómetros), pero por la noche me dí cuenta que la ropa limpia estaba húmeda, especialmente los calcetines, y el resto estaba sucia, pues debido a la incesante lluvia la lavada no se había secada y la sucia no se podía lavar. Por esta razón le contesté que hoy me quedaría en Astorga, pero en lugar de proseguir, como tenía previsto, ,al día siguiente me volvería, pues había previsto llegar hasta Ponferrada y ya tenía billete de vuelta para el día 20 de Octubre, ya que el 24 de Octubre comenzaba un Curso sobre Correo Electrónico y Derecho de Internet. Ya me había arrepentido de matricularme, pues podía haberlo comenzado en noviembre, pero estaba hecho. De todos modos, como se verá más adelante, no sólo no terminé esta fase del Camino en Astorga, sino que continúe más de lo que había previsto, aunque a esas horas de la mañana no sabía las veces que, en un mismo día, cambiaría de decisión.
Salimos del Albergue a las 7,45 horas. Astorga estaba muy cerca y teníamos tiempo de sobras. Al salir del Albergue, giramos a la derecha y continúamos recto. El Camino sigue por la calle del Albergue (Calle Camino de Santiago, continuación de la Calle Mayor), cruzamos una calle y proseguimos recto. Al final de la calle, una vez recorridos unos 900 metros, el Camino se bifurca en dos. Uno continúa recto, con alguna ligera subida, y más adelante gira a la izquierda para transcurrir por la carretera N 120 o paralelo a ella hasta la Cruz de Santo Toribio. El otro Camino gira a la derecha y va hacia la montaña; el primero es de 15 km y el segundo camino son 18 km. No obstante, preferimos el segundo, ya que éste, dentro de un rato nos conducirá a la Montaña y, además, es mejor caminar entre caminos rurales, vegetación y pueblos que caminar paralelos a la carretera. Ambos caminos se encuentran en la Cruz de Santo Toribio, uno de los hitos del Camino de Santiago, antesala de Astorga y de la Maragateria.
El Camino de la derecha sigue por un camino de concentración en dirección a Villares de Órbigo. Después de unos cincuenta metros gira levemente a la izquierda y prosigue recto, entre campos al principio y más adelante entre arbolado. Al llegar al cruce hacia Villares de Órbigo (2,5 Km.) toma una pista asfaltada hasta Santibánez de Valdeiglesias, que dista otros 2,5 Km. Cuando se llega a este pueblo se sigue ascendiendo, se atraviesa el pueblo y, después de pasada la Iglesia, giramos hacia la derecha subiendo por la calle en la que se ubica el Albergue. Sigue el Camino hacia arriba y, después de pasar una granja, situada a la izquierda, en la que hay un corral grande de ovejas y, a pocos metros, un corral de vacas y terneros, iniciamos la ascensión del Monte de Colomba entre carrascos, para llegar hasta una cáncava excavada a la izquierda. Más adelante, durante la ascensión, llegamos a una zona situada a la derecha, en la que hay unos árboles y un lugar de descanso, en el que hay colocado un monigote metálico. Nos paramos brevente para hacer unas fotos y continúamos, pues, aunque en ocasiones cesaba la lluvia, volvía a los pocos minutos, casí sin tregua alguna.
El Camino contínúa por un camino empedrado, entre encinas y matorral. Después se sale a una pista ancha de tierra, que luego se abandona por la derecha hacia un camino de Monte, iniciándose de nuevo un ascenso entre la vegetación. Aquí ya se nota que andas por la montaña; el cuerpo se encuentra mucho mejor al realizar más movimientos con las pies y las piernas. De cuando en cuando viene alguna bajada muy empinada, que fastidia un poco a las rodillas, pero se hace bien; ahora ya prácticamente no llovía, pese a que todavía llevábamos puestas las capelinas. A la izquierda vimos que las máquinas habían horadado parte de una Montaña para extraer esa arena rojiza que abunda en la Maragatería, especialmente en la zona próxima a Astorga. Iniciamos el descenso a un Valle; cruzamos el Arroyo Grillo; volvimos a subir una Meseta y seguimos avanzando hacia el Teleno y Astorga, que ya se visualiza en la lejanía. A nuestra derecha queda un extenso pastizal con un aprisco. De nuevo subimos y después se toma un ramal central que conduce directamente hacia la Cruz de Santo Toribio; a este Crucero también conduce el otro Camino – el de la carretera -, lugar de encuentro de ambas rutas para continuar en adelante casí juntas durante muchos Kilómetros, casí hasta Triacastela (Galicia), con la excepción de la Ruta romana de Villafranca del Bierzo, como veremos más adelante.
Desde el Crucero de Santo Toribio se divisa claramente la ciudad de Astorga, tal como se aprecia en la foto; y en primer plano se ve inmediatamente la Catedral con sus dos Torres de la fachada principal. La Cruz de Santo Toribio está situada en la cima de una montaña y descansa sobre una elevación y un pedestal dentro de ella de dos piezas. Antes generalmente estaban completamente libre para poder sentarse o dejar las mochilas un momento mientras echabas unas fotografías. Sin embargo, en esta ocasión se habían colocado muchas piedras o guijarros como si algunos Peregrinos hubieran confundido esta Cruz con la Cruz de Ferro, donde se practica ese rito.
Cuando estábamos allí, procedente del otro camino, llegó un peregrino asiático. Seguidamente iniciamos el descenso del montículo por el Camino de la Cañada, que nos conduce directamente a San Justo de la Vega. Justo, antes de entrar en el pueblo, Felipe saludó a un hombre de ese pueblo y se pusieron a hablar de Benavente y Astorga. Después continúamos; ya estábamos en San Justo de la Vega, donde pararíamos en un bar situado a la izquierda de la calle principal. Este Bar lo conozco yo desde el año 1993 y allí elaboran unos bocadillos de chorizo, jamón o cecina, que son casí de media barra larga de pan y suelen estar buenísimos. Nada más entrar en el Bar, el dueño salió de barra y me vino a saludar. Al verme me reconoció inmediatamente y nos dijo que el chorizo y la cecina, como era habitual, los había curado el mismo; también nos dijo que si queríamos nos preparaba un bocadillo con chorizo y cecina a la vez, que estaba muy bueno. Yo comí un bocata de chorizo y cecina; Felipe lo comió sólo de cecina. Estaban buenísimos; también sellamos la Credencial con el sello del Bar, como he efectuado siempre.
Saldríamos del bar a las 11 de la mañana y proseguimos. Ya no llovía. Cuando saliamos del pueblo, ví unos caballos en un Prado; decidí hacerles una foto, pero fue muy interesante porque los caballos comenzaron a acercarse poco a poco uno a otro hasta colocarse en formación paralela y entonces comenzaron a venir juntos hacia donde estaba yo. Por esta razón hice varias fotografias, en las que recogí esa secuencia. Si hubiera buscado una escena así, difícilmente la habría conseguido, pero la casualidad supera siempre al deseo.
Se sale de San Justo de la Vega por la Calle de los Vientos para subir a la N-120 por el Puente del Río Tuerto, si bien se atraviesa por un puente paralelo para peatones y peregrinos. Pasado el puente se sigue recto unos 150 metros, después se atraviesa la carretera y se gira a la derecha hacia un camino, paralelo a ella y que se inicia en unos arrabales. Se continúa recto y por ese camino, al kilómetro, ya se ve la Catedral de Astorga de nuevo. Más adelante se gira a la izquierda y se vuelve hacia la zona de la carretera; se camina por ella unos 50 metros; se cruza la vía del ferrocarril y después se continúa recto. A los 200 metros se gira a la derecha y se inicia el ascenso a la ciudad de Astorga, que está situada a 300 metros de altura. Cuando llegamos a la zona de arriba de la ciudad, Felipe se encontró a un hospitalero que trabajaba en el Albergue y al que conoce desde hace años. Nos dice que ahora el Convento de los Padres Holandeses es el Albergue, dado que los Padres Holandeses se fueron de la ciudad; el pequeño albergue que tenían está normalmente cerrado y se ha sustituido por un grandioso Albergue situado en el Edificio que era el Convento de los Padres Holandeses. La verdad es que el Albergue está muy bien construido; está dividido en dos edificios, unidos por un pasillo interior, en los que están las habitaciones de los peregrinos y los servicios comunes. Una particularidad importante es que cada habitación tiene el Nombre de una Ciudad del Camino desde Roncésvalles a Santiago; y suele haber diez camas en cada habitación. A mi me tocó la habitación de Eunate.
Los Hospitaleros me dijeron que había máquinas para lavar la ropa y que se quería hacerlo las pusiera en una bolsa y con el nombre de la habitación; ellos se encargarían de llevarla al lavadero y, una vez lavada, la devolverían.
Felipe estuvo unas dos horas más en Astorga. Dimos una vuelta por la ciudad; entramos en ún Bar y visitamos una zona en la que hay unas ruinas romanas protegidas por unos cristales. En esas ruinas observamos como era la estructura de una casa romana y sus diferentes habitaciones. Más tarde se marchó Felipe.
Por la tarde, alrededor de las 17 horas, comenzó a llover de nuevo. Yo tenía un billete para irme el día siguiente, pero una idea comenzaba a apuntar en mi cabeza. De todos modos salí, alrededor de las 18 horas, hicé unas fotos a la Catedral y al Palacio Gaudí, dos joyas arquitéctonicas envidiables. El Edificio de Gaudí iba destinado a Palacio Episcopal y para este efecto se decoraron y construyeron sus salas y dependencias. Sin embargo, cuando el Obispo vio la magnificenica del Edificio consideró que era demasiado para él y nunca se destinó a sede Episcopal, aunque posiblemente se efectuaron allí actos oficiales. Hoy en día se ubica allí el Museo de los Caminos.
Fuí a información, situada frente al Palacio Gaudí, y, después de sellar, les pregunté por los autobuses que había hacia Ponferrada el día siguiente. En el exterior la lluvia cada vez era más intensa; demasiado, ni abrigado te podías librar del agua. Regresé al Albergue, pero antes entré en una tienda de coméstibles donde compré Chocolate de Astorga y algún otro producto y, al pasar por delante de una tienda de Deportes, entré en ella y compré otros calcetines de senderismo. Fue un acto impulsivo, pero sabía que algún día los utilizaría. Volví al Albergue, un peregrino francés me comentó que no cesaba de llover y que seguiría lloviendo durante tres días más, incluso había oído que había nevado en la Cruz de Ferro. La mención de este nombre comenzó a atormentarme; como podia irme estando tan cerca del Hito más alto del Camino. Más tarde, fuí con peregrinos franceses e italianos a misa en una Iglesia cercana.´
Cuando salí de la Iglesia eran las 21 horas y, entonces, lo tuve claro; me daba igual si perdía el billete; continuaría el Camino mañana y dos días más, hasta llegar a Villafranca del Bierzo, la antesala de la súbida al Cebreiro. Fuí a cenar; al salir del Restaurante estaba muy contento, pues la ropa ya estaba toda limpia y seca; mañana caminaría hasta Rabanal del Camino y al día siguiente llegaría a Cruz de Ferro. Llamé a Renfe desde el móvil y me dijeron que si lo cancelaba o sustituía por otro por la mañana no habría problema. Ya estaba todo decidido, pero todo lo decidí en un breve instante: cuando salí de la Iglesia
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Desde luego, "Asturica Augusta" es un lugar bien bonito, por las fotos que muestras y las que he podido ver en otros lugares. Nunca he estado por alli pero, si algun dia decido emprender mi camino, tengo pensado empezar por descubrir esta hermosa ciudad y proseguir por el camino de Orense. Este verano tuve la oportunidad de coincidir con algunos peregrinos en Verín y algunos tramos del camino coinciden tambien con un par de rutas que realizé en el mencionado Verín y tambien en Allariz. Una zona realmente impresionante por sus bosque pero, ya sabemos que Galicia es asi.
By: Bob on 25 octubre, 2007
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