Belorado a San Juan de Ortega
16 de abril de 2006
Este día muchos de los peregrinos volverían hacia sus casas, por lo que el Camino cambió un poco, pero no mucho, pues casi todos ya nos conocíamos de vista.
Salí por la mañana siguiendo la calle del Albergue hasta el final del pueblo; cruzas la carretera y entras en un parque, donde antes había un segundo albegue en casos de saturación del Albergue principal del pueblo; pasas por delante de esa casita y cruzas un pequeño puente de madera apto sólo para peatones; una vez atravesado el río Tirón sigues un rato por la carretera y más adelante se abandona la misma por la izquierda, junto al desvío de la comarcal de San Miguel de Pedroso. Sigues hacia Tosantos y después a Villambista; después vuelves a cruzar la carretera para entrar en Espinosa del Camino. Recuerdo muy bien este tramo porque el año 1996, como era las seis de la mañana y todavía de noche, nos perdimos algunos peregrinos, hasta que yendo a una zona iluminada consultamos la Guía de Elías Valiña, el parroco enterrado en O Cebreiro, en la que se describían muy bien los lugares y las casas de la zona, lo cual esa vez nos permitió retomar el Camino.
El Camino sigue por Espinosa del Camino y luego llegas a una anchas pista forestal; más tarde llegas a una cima, donde divisas ya Villafranca Montes de Oca; inicias una bajada y a tu derecha encuentras los restos del Monasterio de San Félix. Por último, después de la bajada, giras a la izquierda y sigues recto hasta la carretera, que rápidamente te conduce al pueblo de Villafranca Montes de Oca.
Allí desayuné; me preguntaron unos peregrinos que tal era la ascensión de los Montes de Oca, y les contesté: "es interesante". Todos sonrieron porque entendieron que era fuerte; les aclare que al principio era muy fuerte, pero que despué se hacía bien. Supongo que luego se acordarían de mí, pues la verdad era más dura de lo que había descrito, especialmente porque, al principio, dado el tipo de subida la mochila la sientes mucho. Pero con paso continúo, paciencia y ánimo se sube muy bien.
La súbida a los Montes de Oca es impresionante. En realidad son varias las súbidas que hay, pues después de algunos llanos vienen otras cimas y así sucesivamente. Pero caminas sobre tierra rojiza y rodeado de árboles. Fue una ascensión muy interesante y lo pasé muy bien, sin ninguna molestia en los pies, ni problemas de salud de ningún tipo, que es lo que más te afecta en estas caminatas.
Cuando llegue a San Juan de Ortega me quedé en el Albergue porque me gusta el sitio, pero ya no está tan cuidado, razón por la cual sólo cinco peregrinos españoles más y algunos extranjeros se quedaron en el Albergue; los demás comieron y continuaron hasta Ages, donde ahora hay un Albergue nuevo. Al día siguiente nos encontraríamos todos.
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