13 de abril de 2006
Este día inicié de nuevo el Camino; hacía tiempo que no había recorrido las Etapas de Logroño a Burgos – desde el año 1999 -, razón por la que deseaba en anhelos volver, pues de Roncesvales a Logroño lo habia realizado el año anterior y desde Burgos a Santiago hacía dos años que lo había hecho.
Salí aproximadamente a las 7 a 7,30 horas, pues no creía necesario levantarme mucho antes, pese a que la gran mayoría se había ido. Como era Jueves Santo las tiendas e incluso bares estaban cerrados, por lo que me tendría que conformar con los frutos secos que llevaba en la mochila. Casí mejor, ya que es preferible desayunar después de caminar unos cuantos Kilometros.
El Camino se dirige a Navarrete, situado a unos 14 Km de Logroño, transcurre cerca de la carretera N-120 hasta la altura del Alto de la Gragera. Pasas por un lugar verde, con lagunas y manantiales y sobre un puente de madera; es un lugar en el que se práctica la pesca, el senderismo y especial el footing; es un lugar de descanso frecuentado por mucha gente de Logroño.
El Camino sigue adelante, dejando a la derecho a Fuenmayor, cruzas sobre la Autovía 68 por un puente, que es casi la entrada a la población de Navarrete. A la entrada a la izquierda, antes del pueblo, se conservan las ruinas del Hospital de San Juan de Acre, antiguo albergue de peregrinos, que regantaba la Orden del Santo que lleva su nombre. Allí hablé por primera vez con una pareja de peregrinos, Roberto y Ursula. Más tarde, ya en Navarrete, coincidí con ellos en la terraza del Bar donde desayunamos, eran de Barcelona, pero vivían por razones de trabajo en Madrid; les gustaba mucho la fotografía y con su cámara reflex digital habían ya echado un montón ese día. Más tarde conicidiría con ellos los días que estuvieron en el Camino.
Después del desayuno, casí una hora después, reinicié la caminata. Me gusta andar mucho, pero como no soy partidario de hacer carreras para el albergue, preferí descansar un buen rato, así podría ir rápido o lento, según quisiera o estuviera, sin tener que hacer carreras, inadecuadas para el sol que ya hacía tres horas que brillaba y con gran intensidad.
Seguí un buen rato y encontré otros peregrinos, entre ellos a un matrimonio, con el que anduve un rato y que solían caminar una etapa o dos cada semana. Asciendes el Alto de San Antón y más tarde llegas al Poyo de Roldán, lugar celebre por la Leyenda del Gigante Farragut. Aquí nos hallamos a pocos Km. de Nájera, pero, como consecuencia de las obras de la autovía, me desvíe y hasta que más tarde no oí el silbido de los peregrinos que había adelantado, no me dí cuenta; entonces regresé hacia el camino original, pero subí por algunos tumulos de las obras y otros sitios impropios para andar, hasta que de nuevo me invorporé al Camino. Proseguí hacia Nájera; allí me encontré con la sorpresa que habían cambiado de nuevo la ubicación del Albergue; ahora lo habian construido en una antigua escuela cercana al río y la la hierba que lo colinda; hace unos años estaba en el mismo Monastaerio de Santa María Real de Nájera.
La Hospitalera, muy simpática, me ofrecio un trago de agua fresca, que resultó reconfortante. Más tarde fuí a comer con los dos peregrinos citados, varios ciclistas muy simpáticos y otro peregrino de a pié.
Una caminata interesante, como también lo fué la tarde de ese día en Nájera.
ahhh,que anecdotas y que imprevistos surgen en los caminos.Que bueno saber de ti.
By: Bob on 17 julio, 2006
at 23:17