26 de marzo de 2005
Ese día -Sábado Santo – fuí de Puente de la Reina a Estella, una etapa muy interesante. Después de salir del Albergue de los Padres Reparadores y recorrer la Calle del Santo Crucifijo, desayuné en un pasterlería o granja, donde había bollería variada. Encontré a bastantes peregrinos que pararon para lo mismo.
El camino continúa recto por la calle citada hasta el Puente, al que debe su nombre la ciudad y que es un buen sitio para hacer fotos, como ya lo comprobé hace unos años cuando iba con el Javier; era la quinta vez que pasaba por ese lugar, las anteriores fuerons los años 1994 – con un calor inmenso- el 1995, el primer camino entero, 1996 – uno de los caminos más interesantes que hicimos Javier y yo – y 1999, que era Año Santo.
Una vez pasado el puente, el camino se modificaba por las obras de la Autovía de Navarra, esta circustancia nos afectó prácticamente hasta Villatuerta, si bien en Lorca ya no lo padecimos tanto. Pero hasta allí, como había llovido el día de Viernes Santo, tuvimos un camino accidentado por el barro; en algunas zonas el fango era tan abundante que las botas nos pesaban, menos mal que unos cuantos nos arriamos a unos alambres de una verja y nos quitamos la mayor parte del barro de los zapatos. Pero ese día lo tengo muy presente, como si lo viviera ahora, a la salida, los desvíos hacia el campo, las subidas de las montañas, la caminata hasta Cirauqui, que continuó accidentada por unos devios que nos habían puesto los operarios de la carretera. El más llamativo: teníamos que quitarnos las mochilas y subir un muro que separaba un terraplen de un tunel, que debíamos atravesar.
Por fín en Lorca pudimos tomar unos bocadillosy ya desde allí no encontramos tanto barro. En esa localidad conocí que una de las chicas de un grupo, que comenzó el camino el mismo día, era de Lleida – o Lérida -, lo cual me produjo cierta curiosidad porque pocas veces he encontrado gente de Lérida en el Camino de Santiago.
En Estella llegué entre las 14,30 y las 15 horas y llegué bien, pero tardé algo en ir a comer a un bar cercano al Albergue, Por la tarde, visité la ciudad y con un Peregrino de Madrid visitamos una de las Iglesias, que nos enseñó un guía, la Iglesia de San Pedro de la Rúa, situada enfrente del Palacio Real. Ambos edificios singulares y ejemplo de lo que antaño se denominó el Toledo del Norte. Una caracterítica que se observa es que todas las Iglesias están construidas en zonas muy altas, lo que revela que en su época se utilizaban tambiién como fortalezas de defensa de la ciudad. Es una ciudad muy interesante desde el punto de vista histórico, artístico y cultural; así mismo es una de las ciudades más antiguas del Camino, pues incluso la credencial que se entregaba y todavía se da es de las más antiguas.
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