Esta es una de las etapas más bonitas del Camino. No se puede decir la más bonita porque hay muchas que me imipresionan. Pero se sube desde Rabanal del Camino, situado ya a una cierta altitud, hasta el Punto más alto del Camino Francés La Cruz de Ferro. Uno de los lugares donde mirando al cielo y a las montañas te encuentras en plena naturaleza, donde las cosas de la vida cotidiana y de la civilización carecen de importancia. Desde alli sientes lo que es la verdadera libertad, aprecias la naturaleza que te rodea y observas como todos los que allí se acercan están contentos. Es un lugar de paso breve, pero se vive con tanta intensidad que parece durar más que casi todo el Camino.
Después de Cruz de Ferro se inicia una bajada, primero a Manjarín, donde estaba el hospitalero Tomás con su peculiar forma de siempres, después más abajo el maraviollos pueblo de Acebo, ya en pleno Bierzo, después Riego de Ambrós y, por último, la fuerte bajada a Molinaseca, dónde las rodillas siempre sufren. Cuando llegué a Molinaseca tenía la duda si quedarme allí o seguir a Ponferrada, pero preferí quedarme allí. Además eran las fiestas del Pueblo, festividad de San Roque, y en verano es un sitio maravilloso con su piscina natural en el río, donde te puedes bañar los pies.
Otra característica de ese día fue que hasta aquí la mayoría de los peregrinos eran extranjeros. Y el camino estaba poblado de Italainos. En realidad el 90% eran italianos. Pero hasta aquí todos los peregrinos nos conocíamos más o menos de vista. Al día siguiente en Villafranca del Bierzo el Camino cambiaría radicalmente.
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